Que la realidad no te disuada de hacer una película.
Hace unos meses fui al cine a ver el biopic sobre Mary Shelley en lo que creía que sería un interesante acercamiento para el gran público de lo que fue la no menos interesante vida de la autora británica. Para mi asombro, pese a un acabado notable sustentado por una ambientación lograda y unos actores que se manejaban en sus roles, la película no solamente pasaba por alto momentos cruciales en la vida de la creadora de Frankenstein, sino que se tomaban licencias/inventaba hechos - entre ellos convertir a su marido en un idiota integral cuando en realidad eran una pareja que se llevaban muy bien - en pro de dar mayor vistosidad a una vida que en realidad ya contenía hechos lo suficientemente potentes para mantener el interés.
Pues bien, esto mismo es lo que ha ocurrido con Bohemian Rhapsody.
Todo el mundo ha apuntado que lo mejor del film se sustenta en la esforzada interpretación de un Rami Malek transmutado para la ocasión...y sí, en cierto modo tienen toda la razón; Malek ha conseguido mimetizarse con Freddie Mercury a nivel gestual y personalidad - el final en el Live AID es una muestra de ello, donde, puestos a comparar su actuación, es IDÉNTICA a la realizada en su momento por Mercury - siendo muy merecidos todos los premios que ha ido cosechando, aunque como he dicho antes, en cierto modo no es que estemos viendo al verdadero cantante y sí a una copia de marca blanca que no explora del todo la personalidad excesiva del artista durante sus años oscuros. Claro está, esto es más culpa del guión escrito por Anthony McCarten adaptando la historia de Peter Morgan y Anthony McCarten que del propio actor, pero esta falta de desarrollo la podemos observar en el resto de personajes quienes quedan retratados de una forma muy extraña y, por qué no decirlo, maniquea con May retratado como una alma cándida, Taylor un capullo adúltero, Deacon totalmente desaprovechado y Mary Austin (que fue ex novia de May) pasada por el filtro de lo edulcorado, por no hablar del poco peso en la trama de John Reid - por cierto, en la realidad su despido no fue así, os aviso -, el escaso papel de Hutton o que directamente se inventen al productor musical Ray Foster para evitar así dar nombres.
Decisiones que al menos para mí acaban lastrando al film en favor de ofrecer al gran público un Queen irreal pero espectacular, todo ello debido a los problemas (polémica) que Bohemian Rhapsody ha tenido desde su rodaje hasta la postproducción, cosa que en principio parecían condenarla a pasar sin pena sin gloria en la taquilla y que tras varios remontajes, se ha conseguido que fuese un auténtico fenómeno de masas, consiguiendo incluso encumbrarla como una de las mejores películas del 2018 tanto a nivel de taquilla como de crítica. Y no, no quiero sacar el tema de la polémica de Bryan Singer, su despido y si su versión era mejor y se la recortaron y bla bla bla porque sinceramente ¿qué más dá? Pues eso, nada. Eso sí, me parece muy mal que Dexter Fletcher sea el director que se encontró con todo el marrón lo terminó como buenamente pudo y casi nadie lo acredita.
Una película que podréis disfrutar si no buscáis más allá de un rato entretenido 100 % Hollywood, pero más allá de eso tened por seguro que no veréis nada del icono excesivo que fue Mercury y su troupe.
Pues bien, esto mismo es lo que ha ocurrido con Bohemian Rhapsody.
Todo el mundo ha apuntado que lo mejor del film se sustenta en la esforzada interpretación de un Rami Malek transmutado para la ocasión...y sí, en cierto modo tienen toda la razón; Malek ha conseguido mimetizarse con Freddie Mercury a nivel gestual y personalidad - el final en el Live AID es una muestra de ello, donde, puestos a comparar su actuación, es IDÉNTICA a la realizada en su momento por Mercury - siendo muy merecidos todos los premios que ha ido cosechando, aunque como he dicho antes, en cierto modo no es que estemos viendo al verdadero cantante y sí a una copia de marca blanca que no explora del todo la personalidad excesiva del artista durante sus años oscuros. Claro está, esto es más culpa del guión escrito por Anthony McCarten adaptando la historia de Peter Morgan y Anthony McCarten que del propio actor, pero esta falta de desarrollo la podemos observar en el resto de personajes quienes quedan retratados de una forma muy extraña y, por qué no decirlo, maniquea con May retratado como una alma cándida, Taylor un capullo adúltero, Deacon totalmente desaprovechado y Mary Austin (que fue ex novia de May) pasada por el filtro de lo edulcorado, por no hablar del poco peso en la trama de John Reid - por cierto, en la realidad su despido no fue así, os aviso -, el escaso papel de Hutton o que directamente se inventen al productor musical Ray Foster para evitar así dar nombres.
Decisiones que al menos para mí acaban lastrando al film en favor de ofrecer al gran público un Queen irreal pero espectacular, todo ello debido a los problemas (polémica) que Bohemian Rhapsody ha tenido desde su rodaje hasta la postproducción, cosa que en principio parecían condenarla a pasar sin pena sin gloria en la taquilla y que tras varios remontajes, se ha conseguido que fuese un auténtico fenómeno de masas, consiguiendo incluso encumbrarla como una de las mejores películas del 2018 tanto a nivel de taquilla como de crítica. Y no, no quiero sacar el tema de la polémica de Bryan Singer, su despido y si su versión era mejor y se la recortaron y bla bla bla porque sinceramente ¿qué más dá? Pues eso, nada. Eso sí, me parece muy mal que Dexter Fletcher sea el director que se encontró con todo el marrón lo terminó como buenamente pudo y casi nadie lo acredita.
Una película que podréis disfrutar si no buscáis más allá de un rato entretenido 100 % Hollywood, pero más allá de eso tened por seguro que no veréis nada del icono excesivo que fue Mercury y su troupe.
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