El payacho que aburría.
Gacy, el payaso
asesino nos narra los a priori interesantes últimos días en libertad del
infamemente célebre asesino John Wayne Gacy, quien durante los años 1972 a 1978
violó y asesino a más de una treintena de jóvenes en la ciudad de Chicago, a
los cuales enterraba en el sótano de su casa haciendo que esta oliese peor que
una cuadra al sol. Ciudadano modelo de su comunidad, padre y esposo dedicado,
el mote de “Payaso asesino” le venía
dado que el bueno de John se disfrazaba de un sosias de Bozo el payaso - Pogo - para realizar obras de caridad
entre los niños del barrio, es decir, esta película tiene un payaso que asesina
a gente ¿Dónde hay que firmar?
Cuando una película que debería tratar sobre la vida, obra y
(ningún) milagro de un asesino en serie dedica más tiempo a la plaga de
insectos que hay su sótano que a los asesinatos en sí sabes que hay un problemón muy
gordo tras ella. Y no, ni tan siquiera el disfraz de payaso hace a penas aparición
en pantalla – solamente en el asesinato de la bañera y de pasada para cubrir
expediente -, así que el resto del metraje está dedicado en exclusiva a ver el
rutinario día a día del protagonista, entrever su homosexualidad latente, los
abusos físicos que le infligió su padre (interpretado por el rocoso Adam
Baldwin) cuando este era un chaval y el modo que tenía de engatusar a sus potenciales
víctimas. Esto pese a no ser el colmo del dinamismo, son cosas que deberían verse
en pantalla cuando se habla de un serial
killer, incluso resultarían interesantes si estas fuesen rodadas con cierto
dramatismo por parte del director Clive Saunders - su film más destacado es este, con eso ya os estoy diciendo todo -, pero por desgracia la
historia avanza con una parsimonia absurda y a poco que indagues un poco en torno a la figura del matarife te das cuenta que han desechado mucho material escabroso
– el tipo se ensañaba tanto con sus víctimas que incluso llegaba al punto de
castrarlas en vivo para acto seguido despellejarlas - en pro de ajustarse al tarjet televisivo. Cosa contradictoria cuando bien le cascaron una sorprendente calificación R (?)
Por cierto, cabe destacar
que al estar rodada en digital televisivo la imagen tiene una calidad más
cercana al falso documental que al de una película, esto hace que de manera
inconsciente se esté beneficiando a la narración al aportar cierto cariz de realidad, pero como casi todo en este telefilme podría haber dado más de sí
si se hubiesen rodado más asesinatos, dotándolos de una sordidez que ya podíamos
ver en algunas partes de, por ejemplo, Henry, retrato
de un asesino (1986, John McNaughton). En según qué casos menos es más.
Como suele ser norma en estos telefilmes, el reparto está
compuesto de muchos rostros televisivos, destacando el buen trabajo
interpretativo de Mark Holton como Gacy, siendo lo mejor de sus eternos ochenta
y ocho minutos de duración. Holton es conocido por el fandom por aparecer junto a
Jennifer Aniston y Warwick Davis en la primera
Leprechaun (1993, Mark Jones),
repitiendo rol este mismo año en Leprechaun
Returns (2019, Steven Kostanski).
Un aburrido y nada emocionante biopic en el que únicamente puede salvarse la interpretación de Holton.
El resto un drama telefilmesco del que hay muchos y mejores ejemplos que
veremos a continuación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario