Hoy damos un salto y nos vamos desde
la España de los años 70 al Brooklyn de finales de los 80. Os traemos la película
que situó en el candelero a un director hoy tan desaparecido como Spike Lee. El
film no es otro que “Haz lo que debas”.
La cinta nos sitúa en el tórrido
Verano neoyorkino. La acción nos traslada a la barriada de Sunset Stuyvesant,
una zona de mayoría afroamericana y de estrato humilde. Durante un día seremos
testigos de los avatares de los vecinos de la zona. Todo girará en torno a la pizzería
de Salvatore, un patriarca de origen italiano que quiere integrar su negocio en
medio de una zona eminentemente afroamericana. A lo largo del día diversas
situaciones culminarán en un estallido de violencia que cambiará el destino de
Salvatore y de todo el barrio.
Estamos ante una película de corte
coral, donde no hay un protagonista claro. Debido al éxito de esta propuesta –con
nominación al Oscar mejor guión original a Spike Lee mediante- este estilo de
filmes se pusieron muy de moda en los 90, dejándonos ejemplos como la saga
Friday.
Durante todo el metraje tenemos una
sensación de calor y angustia que no nos la podremos quitar. Vemos a esa gente
tostarse al Sol sudando como cerdos –¿Por qué si hace solazo no se meten bajo
la sombra en vez de salir a que les azote Lorenzo en la cara?-, esos niños
abriendo las bocas de incendio, los sobacos sudados… Esto sumado a que el
mosqueo de los vecinos va en aumento hace que tú también acabes sudando como un
marrano el sofá.
Como dije antes, este film puso a Lee
en el candelero; con un estilo a la hora de dirigir que copiarían muchos
cineastas posteriormente: Esos barridos verticales, situar la cámara por encima
de la cabeza de la gente… No obstante, a veces el neoyorkino peca de no dejar
la cámara quieta cuando las conversaciones son demasiado largas, pero a fin de
cuentas era su tercera peli y sus obras maestras llegarían con el tiempo.
No obstante, lo que destacaría por
encima del guión –que aunque fresco, en mi opinión la moralina final lo hace
aborrecible- son las actuaciones. Tenemos una serie de secundarios que se
llevan la peli de calle cada vez que aparecen. Destacando entre estos a Ossie
Davis como el borrachín Da Mayor en busca de redención, Ruby Dee como la
vigilante moral Mother Sister y por encima de todos ellos a Danny Aiello como
el pizzero Salvatore que quiere conciliar a sus hijos con el negocio y a su vez
conciliar el negocio con el barrio.
En definitiva, una oda a lo negro.
Pero no a lo negro en general, si no al neoyorkino, al cual Spike Lee otorga un
mayor calado intelectual y mayor sentido de comunidad que otros. Recomendable,
no tanto por lo que es si no por lo que supuso para la cultura afroamericana de
los 90.
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